sábado, 8 de diciembre de 2007

8 de diciembre de 2007

RIVAS SE "REESTABLECE RAZONABLEMENTE BIEN" Y
EL LUNES COMIENZA "PROCESO DE REHABILITACION"
BUENOS AIRES, dic 8 (DyN) - El vicejefe de Gabinete, Jorge Rivas, se está "restableciendo razonablemente bien" de la grave lesión cerebral sufrida en noviembre tras ser asaltado, y "el lunes comenzará un proceso intensivo de rehabilitación", informaron hoy a DyN allegados al funcionario.
Rivas se encuentra convaleciente de un grave traumatismo cerebral que sufrió al ser golpeado durante un asalto en la ciudad de Banfield, en Lomas de Zamora, el 13 de noviembre pasado, hecho por el cual hay dos detenidos.
"Le practicaron una resonancia magnética que fue bastante alentadora. Aparece una cierta remisión del edema que lo afecta neurológicamente", agregó un hombre cercano al diputado bonaerense.
Según pudo saber DyN, Rivas está clínicamente estable y rodeado de su familia, recibiendo visitas a diario, y, si bien no lee diarios ni revistas, sí ve televisión algunos momentos al día.
"Está rodeado de su familia y de una guardia de amigos del Partido SOCIALISTA. Recibe visitas y se comunica con nosotros, por más que no puede verbalizar", agregó un hombre que está con Rivas varios días a la semana.
Según el plan de recuperación que preparó la Clínica Fleni para Rivas, el funcionario comenzará "el lunes un proceso intensivo de rehabilitación".
"Sigue en terapia intermedia, no se puede movilizar, pero se está restableciendo bien", comentó el hombre cercano a Rivas, quien agradeció las "continuas muestras de solidaridad, las cadenas de oración, estampitas y rosarios" que desconocidos han hecho llegar al funcionario.

SOCIALISMO RATIFICO QUE IRA A INTERBLOQUE
CON COALICION CIVICA. CRITICAS DE BASTEIRO

BUENOS AIRES, dic 8 (DyN) - El Comité Nacional del Partido Socialista (PS) ratificó hoy por mayoría su participación en el interbloque legislativo junto a la Coalición Cívica, lo que fue repudiado por el sector que integran Jorge Rivas y Ariel Basteiro, quienes conformarán un bloque propio en la cámara baja.
Bajo la presidencia de su titular, Rubén Giustiniani, el PS
ratificó su participación en la Coalición Cívica que lidera Elisa Carrió, lo que, según el documento surgido del encuentro, permite "coronar con éxito y profunda coherencia el conjunto de decisiones partidarias adoptadas desde el Primer Congreso Nacional Ordinario del 25 de junio de 2005".
El PS coordinará "acciones y propuestas legislativas con las organizaciones políticas del espacio de centroizquierda representadas en el Parlamento con las que el PS comparte los ejes centrales de su programática", entre ellas "la Coalición Cívica, el ARI y el radicalismo de (Margarita) Stolbizer", según la información difundida.
"El PS, a través de una oposición responsable, constructiva y coherente, seguirá planteando desde la independencia de su posición, la agenda pendiente de la calidad institucional y la distribución del ingreso en la República Argentina", enfatizó el documento del SOCIALISMO antikirchnerista.
Por su parte, el diputado nacional Ariel Basteiro, reelecto por la provincia de Buenos Aires, criticó la decisión mayoritaria: "El Comité Nacional prefiere hacer un acuerdo y sumarse a la centroderecha de (Patricia) Bullrich y (Alfonso) Prat-Gay", fustigó, en diálogo con DyN.
"Junto a (el vicejefe de Gabinete, Jorge) Rivas vamos a tener un bloque único y autónomo, que priorice el fortalecimiento de las banderas del PS", enfatizó el legislador.
Rivas fue herido gravemente el 13 de noviembre pasado en Lomas de Zamora cuando varias personas lo atacaron al momento de bajar de su vehículo para ir a una farmacia a comprar un medicamento.
Tras un forcejeo, Rivas fue golpeado en la cabeza y sufrió un derrame cerebral, por lo que desde entonces permanece internado en la Clínica Flen
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SIN BINNER NI RIVAS, EL SOCIALISMO DE GIUSTINIANI
Y CORTINA DISPUSO CONFORMAR INTERBLOQUES
LEGISLATIVOS CON LA COALICIÓN CÍVICA DE CARRIÓ

Sin la presencia de dos de sus principales referentes partidarios, Hermes Binner -quien prefirió quedarse en Santa Fe- y Jorge Rivas –que permanece internado tras el grave ataque sufrido el pasado 13 de noviembre-, la mayoría del comité ejecutivo nacional del Partido Socialista decidió que sus legisladores nacionales y locales del socialismo integrarán interbloques con la Coalición Cívica de Elisa Carrió, Patricia Bullrich y Alfonso Prat Gay.

La decisión fue repudiada por el sector del partido que integran entre otros el diputado nacional electo Ariel Basteiro, el Secretario General del partido a nivel nacional, Oscar González, ambos aliados de Rivas, quienes rechazaron la idea de “subordinar el PS a un agrupamiento de centroderecha ajeno a las tradiciones, los valores y los objetivos del socialismo”. También los socialistas porteños Héctor Polino, Mabel Piñeiro y Mariana Alanis condenaron la articulación con “una representación política de derecha, adversa a nuestros principios”.

El órgano ejecutivo consideró asimismo marginar a los diputados nacionales electos bonaerenses Jorge Rivas y Ariel Basteiro del futuro bloque legislativo partidario en represalia por haber participado del Frente para la Victoria en la provincia de Buenos Aires, participación que –se dijo en la reunión- resolvió en su momento el congreso bonaerense del PS en pleno uso de sus facultades. De todos modos, ambos diputados electos se habrían negado a sumarse este bloque.

Finalmente, varios miembros del Comité Ejecutivo intentaron sin éxito que en ésta instancia partidaria se revirtiera la expulsión del legislador socialista electo por la Ciudad de Buenos Aires Raúl Puy, a quien la facción oficial que gobierna sin oposición el partido en la Capital Federal expulsara por haber integrado la lista de Dialogo por Buenos Aires, espacio integrado, entre otros, por Aníbal Ibarra, Carlos Heller, Miguel Bonasso y la también socialista Susana Rinaldi.

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Revista Noticias - Información General - Pág. 92

MAFIA SINDICAL
TIEMPOS VIOLENTOS
En sólo tres meses, tres gremialistas murieron baleados.


Abel Beroiz no encajaba en el look tradicional de sindicalista. Era el tercero en importancia en la Federación de Camioneros —mano derecha del jefe de la CGT, Hugo Moyano— y, sin embargo, renegaba de algunas rutinas: no llevaba armas ni guardaespaldas, fetiches gremiales que quizá le hubieran salvado la vida.
La noche anterior a su asesinato, el 27 de noviembre, se lo vio distendido.
Cenó con un amigo en una parrilla de Rosario y se permitió algunas transgresiones: asado con grasa, no recomendado para el colesterol, y varias copitas de vino tinto Latitud 33. Seis horas después, una vez que los asesinos estuvieron seguros que la foto que tenían entre manos se correspondía con la cara del hombre que acababa de llegar al estacionamiento del Automóvil Club Argentino, Beroiz fue masacrado. Y pasó a formar parte de una estadística escalofriante.
En apenas tres meses, tres gremialistas ligados a las cúpulas de sus respectivos gremios terminaron con un tiro en la cabeza en circunstancias misteriosas. Beroiz, ultimado por dos desconocidos que, según la Justicia, lo habrían matado por encargo como consecuencia de una feroz interna gremial.
Horacio Viviani, hermano del titular del sindicato de taxis, Omar Viviani (otro de los pilares de Moyano), apareció muerto en su auto en una escena sospechosa: su hermano insiste en que se trató de un suicidio, la ex mujer jura que fue un asesinato mafioso. También el protesorero del sindicato ladrillero de La Matanza, Miguel Orellana, fue ejecutado de dos balazos en la sien luego de denunciar ante la Justicia amenazas de muerte por parte de allegados a las autoridades del gremio.
Las coincidencias son macabras. Los tres hombres estaban vinculados a cajas millonarias provenientes de las obras sociales y de otros beneficios sindicales; todos los gremios involucrados pertenecen a la CGT oficial de Moyano y, en todos los casos, desde las máximas esferas del poder sindical se hizo lo posible por desvincular estas muertes de las refriegas internas y no se colaboró con las investigaciones judiciales. Pero la Justicia descartó en estos episodios la hipótesis del robo, ya que junto a los cadáveres se encontraron billeteras intactas, relojes de oro y otros valores.
¿Es éste el síntoma de un revival de la violencia sindical de los años 70, ese modo de ser gremial en el que los asuntos internos se dirimen a los tiros y se pagan con la vida? CASO 1: EL HOMBRE DE LOS CAMIONES.
Moyano llegó conmocionado al entierro del tesorero de la Federación, Abel Beroiz, en su ciudad natal de Venado Tuerto. El gremialista santafecino de 71 años manejaba los fondos del sindicato más poderoso de la Argentina, que es capaz de paralizar al país gracias al control que ejerce sobre los gremios del transporte. Desde la llegada del kirchnerismo al poder, camioneros engordó sus arcas con recursos de diferentes ventanillas oficiales: un porcentaje del impuesto al gasoil, subsidios a las obras sociales, créditos blandos y otras prebendas, de alrededor de seiscientos millones de pesos al año.
Mientras trasladaba el féretro de Beroiz, cubierto por una gran bandera de “camioneros”, Moyano repetía a sus íntimos: “Estoy desconcertado”, contaron quienes compartieron con él ese momento de constricción.
Pero, en público, el líder sindical no mostró dudas. Atribuyó el episodio a un robo y lo dio por terminado.
“No creo que haya sido un mensaje a nuestra organización. Es increíble el nivel de inseguridad que se vive en el país; miren lo que pasó con el vicejefe de Gabinete (Jorge Rivas) o con los periodistas que asaltaron hace poco”, dijo.

Sin embargo, el mensaje puertas adentro fue otro, mucho más enigmático: “Acá nadie dice nada sobre este caso y cuidado con quién se atreva a sacar los pies del plato”, ordenó el jefe. A tal punto se cumplió el mandato, que hasta la propia Justicia se quejó de la falta de colaboración del gremio en la investigación.
“En el sindicalismo, los trapitos se lavan en casa. Que no intervenga la Justicia o el periodismo. Y si nos cagamos a tiros, es por plata”, le aseguró a NOTICIAS un gremialista que sí lleva un revólver en la guantera del auto (ver recuadro pág. 93) A las pocas horas del asesinato de Beroiz, el juez Osvaldo Barbero ya había archivado la hipótesis del robo y se inclinaba por un crimen inspirado en una disputa gremial. Para eso, tuvo en cuenta una foto de la víctima hallada en el lugar del crimen, un papel con el recorrido que ésta iba a realizar y afirmaciones de testigos que aseguraron que los delincuentes dijeron antes de escapar: “Ya está. Vámonos a tomar un taxi”.
Además, según fuentes policiales, en un allanamiento realizado el miércoles 5 en el que se detuvo a dos personas supuestamente vinculadas al autor material del hecho (que aún está prófugo), la Justicia encontró una carta en la que el killer le pedía a su concubina “que gaste el dinero” que le dieron por “ese trabajo”. Los investigadores están buscando un celular terminado en 330 al que el prófugo llamó en dos oportunidades: antes de matar a Beroiz y al día siguiente.
Pese a estas evidencias, los sindicalistas cercanos a Moyano consultados por NOTICIAS minimizaron la cuestión de la interna gremial. “Es un invento de Clarín para tirarle el fardo a Moyano”, fue la teoría más desopilante ensayada por uno de ellos.
Con esta muerte, al titular de la CGT le pegaron debajo de la línea de flotación.
No sólo porque Beroiz era un hombre de su más estrecha confianza, sino también porque si se comprueba que se trató de un crimen mafioso de origen gremial, sería un escándalo. Y ése no es el escenario que más le conviene a Moyano de cara a las elecciones gremiales internas del año próximo.
Al parecer, Beroiz era un tipo “querido” en el sindicato de camioneros de Santa Fe, que presidía desde hacía siete años.
En su ciudad natal, le reconocen haber realizado inversiones millonarias para construir una nueva sede y mejorar los servicios para el afiliado. La plata sobraba.
Un día antes de que lo mataran, Beroiz alteró su agenda con una operación de último momento. Manejó su Volkswagen Passat Azul desde Venado Tuerto hasta Rosario —ya que no usaba chofer— porque tenía una oferta entre manos: le habrían ofrecido hacerse cargo, por seis meses, del Sanatorio Güemes de esa ciudad por una suma cercana al millón de pesos. El sindicalista asesinado se alojó en el Hotel Plaza, en la habitación 501, como lo venía haciendo durante los últimos diez años.
Algunos amigos cercanos admitieron que en esa ciudad había focos de conflictos latentes. Uno de ellos, podría ser el hecho de que Beroiz planeaba trasladar la expedición de los certificados psico- físicos que habilitan a los camioneros como profesionales a la nueva sede de Venado Tuerto, lo que al parecer rompía algún negocio rosarino. Otro era la disputa de los camioneros con los recolectores de residuos por la afiliación de sus trabajadores. Y, por último, el negocio de la salud y de las obras sociales siempre dejan algún herido. “Era un tipo tan honesto que no lo podían voltear de ninguna manera. Tuvieron que matarlo para sacarlo del medio”, deslizó un allegado.
En el gremio, niegan todo. “Ni en el consejo directivo central ni en los sindicatos del interior existen disidencias”, enfatizó Moyano. El mismo hermetismo rodea a la familia. La única hermana de la víctima que se animó a hablar, Illiana, reveló a los dos días del asesinato que su pariente había sido amenazado de muerte, pero ella después se calló y todo el entorno se empeñó en desmentir las intimidaciones. ¿Por miedo? ¿Por orden de alguien? ¿Por intereses comunes? Quien monitorea la investigación es el hijo de Beroiz, también llamado Abel, que a su vez es asesor jurídico en un organismo manejado directamente por Moyano: la Administración de Programas Especiales (APE), encargada de distribuir la plata de las obras sociales.
CASO 2: EL HOMBRE DE LOS TAXIS. La muerte de Horacio Viviani (56) continúa siendo un verdadero misterio.
El martes 11 de septiembre lo encontraron muerto de un balazo en el interior de su Renault Clio Gris, estacionado frente a su casa en el barrio de Parque Chacabuco. “Se suicidó y nada más. Desconozco si tenía problemas. Estamos muy tristes, la familia también”, fue el pésame de Jorge Luis García, secretario adjunto del sindicato de taxistas, quien ofició de vocero ya que el jefe Omar Viviani se encontraba en ese momento en el exterior.
El gremio nunca más habló en público acerca del tema.
Las dudas corrieron por cuenta de su ex mujer, Marcela Ríos, que hasta hoy recibe amenazas de muerte por discrepar de la versión oficial. “La próxima sos vos”, le advierten.
Ella está convencida de que a su ex marido lo mataron y que la agresión provino de su entorno más cercano. “El hermano era su peor enemigo”, repite. Según la viuda, Horacio le había comentado que “quería tomarse una licencia del gremio porque las cosas no andaban bien” y que estaba “afligido por las reiteradas discusiones con Omar”. Marcela no sabe precisar por qué.
La víctima trabajaba desde hacía doce años en el área de prensa del sindicato e integraba el consejo directivo de la obra social de los taxistas, que fue investigada por la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) tras detectar un presunto desvío de dinero por parte de la cúpula del gremio.
Según la mujer, Horacio era un hombre violento y no tenía las características depresivas de un suicida. La noche anterior, incluso, la había maltratado en una pelea doméstica. Pese a haber sido la última persona en verlo con vida, la Justicia todavía no la llamó a declarar. Un detalle tan extraño como que la pericia que analiza si quedaron restos de pólvora deflagrada en las manos del presunto suicida nunca arrojó resultados concluyentes para avalar esta hipótesis.
CASO 3: EL HOMBRE DE LOS LADRILLOS. A Miguel Orellana (43), protesorero del sindicato de los ladrilleros de La Matanza, le gritaron en la cara: “La traición se paga con la muerte”. La amenaza, un mes antes del final anunciado, provino de allegados del secretario general del gremio, y Orellana la denunció ante la Justicia. El enfrentamiento con las autoridades sindicales no le daba tregua. Las discusiones se originaron en una presunta malversación de fondos millonarios de las obras sociales que Orellana no estaba dispuesto a admitir, contaron sus íntimos a NOTICIAS.
Él pidió explicaciones hasta que lo mataron.
El 1º de octubre, alguien lo interceptó mientras circulaba con la camioneta Isuzu del sindicato por la localidad bonaerense de Mariano Acosta.
Al parecer, sus victimarios lo pasaron al asiento de atrás y, por la trayectoria de la bala, lo remataron con la metodología propia de un matador: dos tiros en la sien para asegurar su muerte.
En otros tiempos, de debates ideológicos más apasionados, el asesinato del líder metalúrgico Augusto Timoteo Vandor, en 1969, o la masacre del secretario general de la CGT, José Ignacio Rucci, cuatro años después, formaron parte de la historia más violenta del sindicalismo argentino. Con la llegada de la democracia, muchas de estas prácticas parecían haber quedado sepultadas en los pliegues de una sociedad desmilitarizada. Sin embargo, el 17 de octubre del año pasado se produjo un hecho que retrotrajo al pasado: el traslado de los restos de Perón al mausoleo de San Vicente en medio de una batahola gremial por el control de la pompa fúnebre, que dejó más de cincuenta heridos. Allí se lo filmó al chofer del hijo de Moyano, Emilio “Madonna” Quiroz, empuñando una pistola y, según la fiscalía, “tirando a matar” a otros militantes. Esta trifulca marcó un peligroso punto de partida.
Casi un año después, tres extrañas muertes ocurridas en seguidilla trazaron el camino fraguado de sangre.
Trabajos de mercenarios que dejan huellas mafiosas.

MARÍA FERNANDA VILLOSIO mvillosio@perfil.com.ar

Escribe JULIO GODIO *

PREOCUPANTE

En los últimos meses, se han producido hechos de violencia que afectaron a dirigentes sindicales importantes de la Argentina.
Estas situaciones son preocupantes porque indican que ciertos fenómenos extremos están tocando la vida sindical.
Creo que los sindicatos deberían prestar importancia al hecho de que, cada vez más en este país, los actos criminales van seguidos de muerte o de lesiones gravísimas, cosa que era raro ver en el pasado reciente. Los primeros que tendrían que frenar cualquier tipo de violencia interna son los propios sindicatos porque, en la medida en que se dejen pasar este tipo de situaciones, como si fueran naturales, se está avalando la creciente ola de violencia para dirimir intereses particulares.
También es cierto que el país es el que se vuelve violento. Y esto es alarmante, luego de haber sufrido una crisis social muy profunda, de haber salido a flote con la gestión kirchnerista y de ratificar esa hegemonía en las recientes elecciones.
Se observa una oposición política endeble y dividida. Estos hechos afectan el buen funcionamiento de la democracia política y es también indirectamente un factor que favorece el aumento de la criminalidad, en tanto que van desapareciendo los parámetros y los valores sociales vinculados con el derecho a la vida de todo argentino. Es verdad que los sindicatos, en el pasado, han dirimido diferencias internas por vías violentas. Son organizaciones de gente muy dura, pero este estilo, obviamente, no le hace bien al sindicalismo.
Al mismo tiempo, hubo una especie de aprovechamiento de estas situaciones lamentables para atacar a los sindicatos cuando es sabido que quien introdujo la violencia en la política en forma brutal fue el partido militar para tomar y conservar el poder.
* SOCIÓLOGO Y DIRECTOR DEL INSTITUTO DEL MUNDO DEL TRABAJO.

CONFESIÓN
“LO ARREGLAMOS NOSOTROS”
Un importante líder sindical aceptó hablar en off con NOTICIAS sobre el crimen de Beroiz, el tema tabú del gremialismo argentino. Con total crudeza, explicó por qué desde el moyanismo se insiste en la hipótesis del robo: “Es muy sencillo. Cuando matan a alguien por un ajuste de cuentas, nadie quiere que se meta la Justicia, y menos la policía. Lo mejor para todos es que pase como un robo, aunque sepamos que no fue así. Los problemas los arreglamos entre nosotros y a nuestro modo”. Aunque obediente a la directiva del bajo perfil impartida por el líder camionero Hugo Moyano, el gremialista admite que “siempre que hay tiros es que existe plata de por medio”. Sinceridad brutal.