sábado, 9 de febrero de 2008

9 de febrero de 2008

Revista Noticias - Información General - Pág. 30

KIRCHNER VORAZ
La Operación Tránsfuga
Capturó a su ex opositor Lavagna y va por el radicalismo. El poder de sumar poder.


Alguna vez habrá que reconocerle a Néstor Kirchner su picardía para transformar episodios irrelevantes de la política en grandes operaciones mediáticas. Sus amigos en el actual Gobierno comentan: “Ahora tiene más tiempo libre y se da todos los gustos”. Es lo que viene haciendo desde que se liberó de la pesada carga de conducir el Ejecutivo y se la transfirió a su mujer. De pronto, volvió a ocupar todo el escenario político y a hacer exhibición de poder con casi nada:

● Decidió que quería presidir el PJ y convirtió a la inexistente estructura partidaria -una especie de casa abandonada desde el ’99 (cuando respaldó la candidatura presidencial de Eduardo Duhalde), que administra desde entonces la jueza electoral María Servini de Cubría- en un escenario importante de la política. Desde ya, hay que pedirle permiso para anotarse y competir por una pequeña figuración.
Es él el que administra ahora a los “borocotós” y “panqueques”.

● Acaba de rescatar con bombos y platillos a su ex ministro Roberto Lavagna de un seguro ostracismo. A Kirchner no le agrega mucho el pacto anunciado en Olivos: de los escasos aliados peronistas que tuvo Lavagna en las últimas elecciones, ni Eduardo Camaño ni Jorge Sarghini llegaron a reunir el 3% de los votos en la provincia de Buenos Aires, uno para su frustrada candidatura a diputado y el otro para la gobernación. Pero el ex Presidente sí logra –con la cooptación del ex ministro- dinamitar la base electoral radical opositora que traccionó los 3 millones de votos de la llamada Concertación para una Nación Avanzada.

❚ Despeja el horizonte electoral del 2009 y el 2011 de eventuales disidencias peronistas.
Duhalde tuvo que salir a respaldar la Operación Lavagna sin ofrecer mayores resistencias: peor hubiera sido quedarse afuera de todo. Kirchner blanquea ante sus amigos -con tono triunfalista- que está a punto de meter en la bolsa al cordobés José Manuel de la Sota, al salteño Juan Carlos Romero, al misionero Ramón Puerta y al bonaerense Francisco de Narváez. Y le arrancó a Daniel Scioli -en el caso de que rompiera su dependencia de la Rosada- toda posibilidad de tejer eventuales alianzas futuras con los potenciales peronistas disconformes. Estos ya negocian con el dueño del PJ un lugar bajo el sol.
“Es un maestro: destruye y capta al mismo tiempo. No quiere dos grandes fuerzas que se alternen en el poder.
Quiere un peronismo y un radicalismo que le respondan”, explica uno de los operadores del montaje que vivió, orgulloso, sus quince minutos de fama.
Kirchner utiliza pocos peones para sus operaciones dentro y fuera del Gobierno: Juan Carlos Mazzón –coordinador general de la Unidad Presidente, con oficina en la Casa deGobierno-, José Juan Bautista Pampuro –presidente provisional del Senado-, Carlos Zanini –secretario Legal y Técnico de la Presidencia- y, últimamente, Hugo Moyano –que sería el secretario general de la CGT ampliada con los Gordos y futuro integrante del Consejo Nacional del PJ-. Todos coinciden: el ex Presidente encontró el “sabio dedo de Perón”, una forma de reconocer –con cierta obscenidad- que no hay otro conductor posible ni un liderazgo alternativo a la vista.
PARA QUÉ SIRVE. Pampuro da una visión naif del pacto con Lavagna. Habla de un partido que se estaría normalizando de acuerdo a los últimos resultados electorales, que reflejaría a partir de ahora toda la diversidad interna y que empujará al resto de los partidos a su propia reorganización.
Extraño lenguaje en un partido donde se dice que se creó el Día de la Lealtad para disimular los otros 364 días de traiciones. Algunos alcahuetes del oficialismo han llegado a hablar de una “modernización” del PJ que lo asemejaría al PSOE de José Luis Rodríguez Zapatero, en previsión de un polo de centro derecha que “ya se está gestando”, según los informados operadores del ex Presidente (aunque todavía Mauricio Macri no se haya enterado).
El líder piquetero Luis D’Elía la tiene un poco más clara: “Es una táctica que debe incluir a todos, a Lavagna, a Frankenstein, a quien sea, menos a los corruptos y procesistas". El kirchnerismo, a decir verdad, se viene alimentando de cada bocado que encuentra en el camino sin averigüar demasiado su genética: Eduardo Lorenzo Borocotó, Jorge Argüello, José María Díaz Bancalari, Graciela Ocaña, Helio Rebot, Paola Spátola, Ariel Basteiro, Jorge Rivas, los gobernadores radicales Julio Cobos, Arturo Colombi, Miguel Saiz y Gerardo Zamora, entre otros tantos dirigentes, legisladores e intendentes metamorfoseados técnicamente en “tránsfugas”. Un término que se hizo popular en España –a raíz de varios legisladores que terminaron votando en contra de sus mandatos electorales- y que significa “persona que pasa huyendo de una parte a otra” ó “persona que pasa de un partido político a otro”. El concepto merecería imponerse en la Argentina.
El sorpresivo resucitamiento de Lavagna desató variadas interpretaciones conspirativas. Un ex dirigente pejotista de la Capital y ex funcionario advierte, por ejemplo: “Habría que revisar cómo está el caso Greco”. Se refiere a que una ex funcionaria de la Dirección de Asuntos Jurídicos del ministerio de Economía –cuando lo dirigía Lavagna- se había negado en su momento a firmar la resolución por la que se indemnizaba a los ex financistas y bodegueros del Grupo por 600 millones de pesos bajo la forma de distintos vales por ‘viáticos’. Aparentemente, ahora estaría dispuesta a revelar que recibió presiones de dos funcionarios de estrecha vinculación con Roberto Lavagna cuando estaba al frente del ministerio: Eduardo Pérez y Osvaldo Siseles, ex secretario y subsecretario Legal, respectivamente.
La carta en la manga. Otra sospecha lanzada a rodar es que Kirchner quisiera tener a Lavagna de asesor económico personal, para monitorear y mantener en guardia al ministro actual, Martín Lousteau, y al presidente del Banco Central, Martín Redrado.
Las cosas parecen ser más sencillas. El esposo de la actual Presidenta dice que recién ahora se dedicará a “construir poder” y que reemplazará “el sistema político que estalló en el 2001”.
En las reuniones a las que convoca en Puerto Madero se autodefine como un “armador”.
Al menos, esa es su obsesión todos los días. Si toma la política con tanta dedicación como los negocios, seguramente convertirá al PJ en su escudo protector como el que creó con sus amigos empresarios en los ámbitos del petróleo, la obra pública, el juego y el transporte. Por de pronto, el objetivo a mediano plazo es esmerilar y cooptar posibles adversarios y críticos. Algunos lo subestiman: creen que todo se reduce a un “entretenimiento para la gilada”.
Kirchner, sin embargo, habla de reformular un partido con menos congresales, de nuevos padrones (aunque más adelante) y de mayores espacios para el debate interno.
“El PJ tiene que generar políticas de Estado, sino ¿de dónde van a surgir nuestros hombres y nuestros planes de Gobierno?”, arengó recientemente.
Un planteo casi revolucionario para un partido que nunca pasó de ser un “instrumento electoral”, como decía Perón, y que siempre se alineó verticalmente con el “conductor” sin necesidad de debatir nada.
Otros vuelven a mentar el PRI como modelo de partido unico excluyente, como si fuera un proyecto kirchnerista. No es así, sin embargo. Tal vez sea difícil que Kirchner cambie la historia, pero su convocatoria seduce hoy por hoy a todos aquellos peronistas que se quedaron afuera del Gobierno y encima no disponen de Caja propia. Los escasos duhaldistas no reconvertidos por la liturgia oficial están, por ejemplo, a la intemperie y piden que su jefe en las sombras diga algo. Ya dijo: “Apoyo”. Lavagna marca el camino.
Una cosa sí cambió: por primera vez, presidirá el PJ un peronista que no es el Presidente de la Nación. Al menos en las formas.

2002

POSCRISIS. Asume Economía a pedido del entonces transitorio presidente Duhalde.

2003

CAMPAÑA.
Kirchner usa como argumento la continuidad de Lavagna en Economía.

2005
EXPULSIÓN.
El ministro renuncia, acosado por Kirchner y las operaciones de sus hombres.

2007

DESAFÍO. Como candidato presidencial denuncia al Gobierno y junta 3 millones de votos opositores.

2008

GRAN SALTO.
Vuelve al escenario de la política por la promesa de Kirchner de darle un lugar en el PJ.

TESTIGO DIRECTO

El sábado 2, Clarín tituló: “Deberán cambiarse cerca de un millón de celulares”. Recién el domingo 3, curiosamente, encabezó su tapa con una noticia ocurrida 48 horas antes sólo para el diario: “Sorpresivo acuerdo de Kirchner y Lavagna”. Otra originalidad de la primicia fue el reportaje realizado al ex ministro en la propia residencia de Olivos como si fuera uno de sus habitantes. Las fotos –posadas- evocaban además la histórica caminata de Menem y Alfonsín en los mismos jardines de Olivos hace 18 años para certificar la transición presidencial.
Sin embargo, la edición de Clarín agregaba otra perla: un recuadro titulado “Foto prohibida” donde se contaba que Cristina Fernández había llamado a su marido por el celular y le recomendaba evitar fotos similares a las de 1989.
“Kirchner obedeció”, aseguró el texto. Sorpresivamente.

Chau oposición

Como todas las tardes de enero, Roberto Lavagna hacía jardinería en el parque de su casa de Cariló.
NOTICIAS quiso entrevistarlo para que analizara la coyuntura política.
Con un rastrillo en su mano, se acercó para desear feliz año nuevo pero pidió que volviéramos una semana después. “Ahora no hay temas importantes para discutir.
¿De qué vamos a hablar? Cristina asumió hace menos de un mes”, explicó. Dijo que llamáramos a su secretaria a Buenos Aires para concertar una entrevista para más adelante, cuando hubiera “temas importantes para tratar”. Una semana después, la secretaria y el vocero de Lavagna acudieron a amables evasivas.
Pero como Lavagna sí daba notas a otros medios, volvimos a insisti. Tampoco aceptó, pero la respuesta del ex candidato a Presidente fue sorpresiva: “Vayan a buscar a la jefa de la oposición”.
Veinte días después se entiende la insólita respuesta: pretendía que habláramos con Elisa Carrió porque él estaba en plena negociación para sellar su alianza con Kirchner. Ese día, Lavagna había dejado de ser oposición.

LA TRAMPA

Kirchner ya le había dado la orden a Julio Cobos, el vicepresidente radical que se pasó al oficialismo: que los K vayan por la conducción de la UCR.
Raúl Alfonsín –cuentan sus íntimos- fue el último en enterarse de que la movida de Lavagna encubría una maniobra de “ocupación” de su propio partido, vaciándolo del contenido opositor que le permitió juntar el 16,8% de los votos en las presidenciales de octubre. La jibarización radical generó dos reacciones inmediatas. La de Elisa Carrió, que se consideró heredera virtual de esos 3 millones de votos. Y la de Alfonsín, quien, primero creyó intuir un nuevo Pacto de Olivos y casi simpatizaba con él, y luego tuvo que salir a ironizar sobre la eventual duplicación del ministerio de Economía oficialista. Su operador preferido, Enrique Coti Nosiglia, se autoimpuso “reorganizar el partido”.
No se sabe aún cuál de ellos.
¿Dónde están los radicales? Los cash, pegados al oficialismo.
Los alfonsinistas, en el Comité Nacional, sinpoder conducir y ahora burlados por Lavagna. Los opositores de Elisa Carrió, dispersos en un partido desarticulado: calculan cómo pescar a río revuelto y pasar de ser segunda fuerza electoral a alternativa de poder. Ni la supuesta derecha lopezmurphista tiene un lugar. Es en este escenario fragmentado donde Kirchner pretende ganar de mano a la propia UCR y que los reorganizadores del partido ajeno sean los entrenados cazadores del partido propio, su PJ. Habrá que ver qué queda de la democracia.

ucr en cifras

1

Vicepresidente

34

Diputados nacionales

10

Senadores nacionales

27

Legisladores opositores

400

Intendentes

0

Candidatos con chances