miércoles, 23 de julio de 2008

23 de julio de 2008

Ambito Financiero - Nota - Política
Intenta aprovechar la "gauche K" la derrota oficial


Por: Pablo Ibáñez
Los ven cercados por el PJ, con urgencias electorales cercanas; forzados a ensanchar el esquema político. Aliados, en su mayoría, históricos de los Kirchner, la progresía K entrevé en el fracaso del Congreso un atajo para revertir la pejotización del gobierno.

Es un club numeroso de socios -en el grueso pasó por (o nació en) el Frepaso- que trata de reconvertir las «pymes» partidarias que domina cada uno en una sociedad global que pulsee por un espacio propio, autónomo y paralelo del PJ, en el universo K.

En lo peor de la crisis, Néstor Kirchner trató de ordenarlos: los juntó en un hotel céntrico; les dio entidad integral. Ahora, tras la derrota en el Senado, despegados de los radicales K -de la versión cobista- juegan otro partido, con foco en 2009.

«Soy más intuitivo que inteligente» les dijo, antes del cobazo del jueves 17, el patagónico cuando los tentó con ser uno de los batallones con los que la Casa Rosada quiso disputar la gracia de la opinión pública durante el conflicto con los chacareros.

Tras aquella derrota, cargados de matices, esa «izquierda democrática», neotransversalidad o progresismo K -según sus múltiples autodefiniciones- enfrenta un puñado de dilemas mientras sueña con más socios y la conformación de un dispositivo electoral para el año próximo.

Agenda

Aquí el formato y la agenda de la gauche K:


El espacio es amplio y ambiguo, pero se destacan algunos protagonistas: una primera línea integra una «mesa chica» donde conviven el Frente Grande, el Partido para la Victoria, el Socialismo K y el Partido Intransigente. Esos cuatro sectores, todos con sello electoral, conforman un bloque que se mueve en sintonía y logró cierta organicidad. Graciela Ocaña, Nilda Garré, Eduardo Sigal, Ariel Basteiro, Oscar González, Adriana Puiggrós, Gustavo Cardesa y Santiago Nardelli pueblan esa alianza donde, entre otros, también aparece Vilma Ibarra y el banquero Carlos Heller. Derivan, en su mayoría, en Alberto Fernández, quizá porque del staff oficial es el menos pejotista. Para muchos de ellos, Chacho Alvarez funge de gurú y no faltan los que fantasean con que, cuando termine su cargo en el Mercosur en diciembre próximo -no tiene posibilidad de reelección- vuelva al país y se meta, de nuevo, en el ring de la política mundana. Se amplía con otros actores como Libres del Sur, el movimiento que capitanea Humberto Tumini y el Frente Transversal de Edgardo Depetri, que se mueve con Oscar Laborde como lugarteniente.

El caso piquetero es uno de los dilemas: en la cumbre con Kirchner del NH, organizada por Oscar Parrilli fueron invitados también los piqueteros, pero la integración o no de éstos al grupo es motivo de debate. «Espantan más que lo que atraen» se confesó un dirigente. Es el karma de los movimientos sociales. «Si queremos seducir a la clase media, los piqueteros no sirven» detalló un portador de banca. De todos modos, Libres reniega de esa condición -somos una fuerza política, se encarga de precisar Tumini- mientras que el sector de Depetri, con base sindical, asentado en la CTA en alianza con Hugo Yaski, está cada vez más lejos de la sintonía con Luis D'Elía. El cuarto grande, el Movimiento Evita, está integrado al PJ: Emilio Pérsico ocupa un cargo en el consejo nacional. La referencia, sin embargo, parece orientada a un actor en particular: Luis D'Elía, a quien además se lo ubica en un armado electoral con el PC de Patricio Echegaray. Nunca más se verá a los cuatro jefes en una misma foto.

A la identidad propia se le pliega otro dilema: como ordenador del proceso se reconoce a Néstor Kirchner, lo que implica darle el rango de jefe máximo, relegando a Cristina de Kirchner a un rol secundario e institucional. Sin embargo, ante la pejotización que le atribuyen al ex presidente, no faltan los que se tientan con tomar como principal referencia a la Presidente. «Néstor está cercado por el PJ: se metió ahí y ahora el peronismo lo va a condicionar» leyó uno de los miembros de la «mesa chica». «El modelo PJgremios demostró que a Kirchner no le alcanza», aporta otro. «Hay que darle organicidad al espacio del gobierno, que el PJ sea parte, pero no hegemónico», agrega un dirigente. Esperan, ahora, una charla con el ex presidente para exponerle esa visión. No todos comparten esa postura. «Tenemos que ser ajenos al PJ, confluir en el gobierno, pero ir por la vereda de enfrente» completa otro referente. Vuelta al principio: con Kirchner jefe del peronismo, enfocarse en Cristina surge como alternativa.

La integración con el PJ aparece, además, como un factor crítico para sumar otras adhesiones. A pesar de la derrota, durante el conflicto del campo, el kirchnerismo acercó posiciones con sectores que le escapaban a la foto oficial. Sobre ellos, ahora, comenzará un operativo de seducción. Para eso, convocarán a los ex ARI de SI que comandan Eduardo Macaluse y Carlos Raimundi -que estuvieron a un tranco de hormiga de acompañar al gobierno en la votación en Diputados-, al intendente de Morón, Martín Sabatella, y al grupo de intelectuales que formaron Carta Abierta. Algunos, incluso, llegan hasta Luis Juez. «Si modera su postura crítica, podría integrarse al espacio», mandan señales. También, en esa grilla, figura el sector de la CTA que se referencia en Yaski -una porción, que tiene como jefe a Pablo Micheli de ATE se muestra crítico del gobierno- y donde aparece, entre otros, Roberto Baradel, de CTERA.

La necesidad de dejar de ser fragmentos para construir un todo tiene por delante una zanahoria: Kirchner deslizó en charlas con algunos dirigente de la gauche K la alternativa de que en las elecciones de 2009, ese espacio pueda tener expresión electoral propia, diferente a la que seguramente encarnarán el PJ y los gremios. Una ecuación básica: por dos vías, tratándose de legislativas, el gobierno podría capturar más votos para, de ese modo tratar de mantener, siquiera, su dominio en el Congreso. El sistema de colectoras que funcionó en algunos municipios en 2007, el año que viene podría emularse en las boletas de legisladores. El panorama electoral, a nivel país, es sombrío: con malos pronósticos en Córdoba -ahí pésimos-, Capital Federal y Santa Fe -al que quizá haya que sumar Mendoza-, la apuesta electoral se concentraría en provincia de Buenos Aires y, una vez más, aparece ahí el rumoreo sobre la eventual postulación de Kirchner que, de efectivizarse, no debería ser para diputado sino para senador porque de ese modo permitiría que aparezca como el paraguas de dos espacios.